Tatareando esta murguita la encontré
se escondía, vergonzosa, en su vestido de
percal,
entre cocos y palmeras, atardeceres de primera,
y fritangas de guitarras en el mar.
Yo temblaba por el pulso del reloj
pero tantos caracoles me frenaron el andar
las estrellas me guiñaban que pensara mi
destino
como un páramo de lunas y de sal.
Hay un árbol de papayas
y una hamaca paraguaya
esperándome en la orilla de aquel pueblo
Y una linda muchachita con las manos en la
arena
que me piensa mientras yo sigo mi vuelo.
Qué daría por hacerla sonreír
por cantarle en las fogatas de escolleras pa'
olvidar
que el camino ha sido otro, que en mi espalda
la mochila
se encabrona y no me quiere abandonar.
Sin embargo, de a poquito, me entregué
a latidos bien jugados me ha ganado el corazón
es por eso que ya he vuelto, y aterrizo en
aquel puerto
pa´cambiar mi camino por el altar
Hay un árbol de papayas
y una hamaca paraguaya
esperándome en la orilla de aquel pueblo
Y una linda muchachita con las manos en la
arena
que me piensa mientras yo sigo mi vuelo
* No hay vuelta Cuervo; siempre tenés una hermosa imagen para ayudarme a compartir :)
2 comentarios:
Que bueno!!
Divertido.
Un abrazo.
Gracias Gaucho. Son cosas que pasan jaja!
Vamos a ver si volvemos a este espacio olvidado más seguido... ojalá que, como vos, muchos no se hayan olvidado que existe jaja!
Besos!!
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