Homenaje a fechas atrasadas pero que se las merecen

Buéh, buéh. Aca toy. Llegué. Corriendo, me duele el bazo, pero llegué. Puf!.
No justifico mi tardanza por publicar algo nuevo más que con una palabra: Fucking Tesis (bueno, dos).

Se me pasó el Día del Animal y el Día del Trabajo (o Trabajador) sin poner nada. Admito que el 1 de mayo, en realidad, más que a la tesis le estaba dando al locrazo que preparan el Teo-Teo, mi casa de comidas del barrio. Pero qué le vamos a hacer, era feriado. Ni la compu prendí.

Pero basta de excusas baratas (cosa que el locro no fue), y acá van. Dos homenajes sucintos, dada la falta de tiempo y que ya las fechas pasaron posta:

ÉSTA ES GRETA, MI BEAGLE SIN PONCHO DE 2 AÑOS Y CUATRO MESES, haciendo lo que mejor hace: mostrar una terrrnura total! A ella mi dedicatoria del Día del Animal y a la laaaarga lista de animalitos que han pasado por mi vida y la de mi hermano Nico, pero que ya no tenemos porque nos dijeron que se los "llevaron al campo"...

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ELLA ES ESTELA.

ÉL ES PEPE.

Y ÉSTOS SON ESTELA Y PEPE TRABAJANDO. Ella, en 25 de mayo y Rivadavia. Él, sobre Bvd Illia frente al Mercado Sud. Ambos son cartoneros.

Hoy, estos trabajadores exigen que se los conozca como Recuperadores de Residuos Urbanos: hombres, mujeres y niños que debieron emplearse en la recuperación de material reciclable para sobrevivir y satisfacer las necesidades más elementales.

Este tipo de trabajo, lo sabemos, no es nada nuevo en nuestro país. Pero cuando cientos de familias desocupadas se encontraron al borde de la pobreza y el hambre, fue la actividad cartonera la que les permitió tener un ingreso más o menos fijo, y en muchos casos poder renunciar al conocido cirujeo.

Córdoba, por supuesto, no es la excepción. Apostados en las esquinas más céntricas y movidas de la ciudad, este grupo de trabajadores cumple una jornada diaria de entre 5 y 8 horas. Ordenan el material, lo empacan y lo trasladan a la planta acopiadora más cercana, intermediaria entre ellos y las papeleras. Nadie les discute su lugar, cada uno trabaja donde le corresponde sin molestarse entre sí. En muchos casos, los comercios y oficinas del sector ya les tienen preparado paquetes o cajas del material reciclable para ahorrarles el penoso trabajo de revolver entre la basura para encontrar los trozos rescatables de cartón, papel blanco de oficina o periódicos.

En cierta manera esta actitud indica que, de a poco, la sociedad cordobesa comienza a entender que los carreros y cartoneros cumplen una tarea muy importante que resulta en beneficio de todos, y que proporciona una fuente honesta de trabajo a todos aquellos que no tienen acceso libre a cualquier empleo, o que lo han perdido. Para ellos no hay horarios fijos, los feriados no existen, las obras sociales brillan por su ausencia. Por todo esto, surge todos los días la necesidad de nuclear a los trabajadores para pelear por condiciones dignas de trabajo, fomentar la creación de plantas de transferencias y escombreras para evitar así el crecimiento de los basurales, y mejorar los ingresos eliminando la intermediación de las acopiadoras, que compran a un precio y luego venden a casi el doble.

En eso están. Para ellos, mi dedicatoria por el Día de los Trabajadores.