Uy, casi tiro la valla, se cae, no se cae…No, uff! No puedo perder mi record. Vamoss, ¡op! Una menos; vamos, a 70 grados derecha está aquella otra, y más allá ese pequeño vado… Después de ganar, voy a ir donde está ese chico con ese sanguchazo, a ver si me tira algo. No estaré despeinado, ¿no? Ahí hay una ventana... a ver…no, todo bien.
Al momento de competir, su pensamiento va a la velocidad de un tren bala. En realidad, es tan rápido, que hasta diríamos que no piensa nada; pero sí. Deberíamos profundizar diciendo que nada no es lo mismo que el vacío, donde todo existe en potencia y de donde todo surge, pero aparentando la nada. Y mientras tratan de comprender eso, Manco ya ganó la competencia y se halla festejando.
No suele errar, no suele perderse. Nunca. Es como si memorizara los circuitos; como si contara con un gps equino en su tercer ojo.
Si bien su andar no es el más elegante, su precisión a la hora de trazar su recorrido es pasmosa. Tiene un sentido de las bisectrices, de los ángulos, de las diagonales y hasta de los sostenidos y los bemoles increíble. No desafina su rumbo, haya truenos, nieve, o lluvia ácida. El telebeam queda como un chiche para principiantes frente al instinto satelital de Ico.
Tal cualidad podría adjudicársele a su jinete o amazona, pero no radica ahí la cosa. Ico Manco ha cambiado de jinete unas 15 veces, y no todos eran brillantes. Si bien los manuales de monta desaconsejan categóricamente cambiar seguido de jinete (a excepción del manual de Peppe Le Pipps, “Esa yegua es mía”), en el caso que estamos tratando no ha supuesto ninguna diferencia.
La única vez que nuestro amigo hizo una mala performance fue a modo de protesta porque le habían comprado heno de mala calidad. Y salió segundo.
¿Dónde radica su capacidad? ¿Cuál es la papa? En su ojo, mis amigos. Su globo ocular derecho se encuentra levemente corrido hacia un costado. Sí, es levemente bizco. Eso explica que, de pequeño, le llamaran Bizcoch-Ico.
¡Cuán sabia
“Neo es un muerto” le comentó Ico a su amigo Casiopeo, luego de ver la película Matrix. “¡Yo puedo esquivar moscas desde cualquier ángulo! ¡Y sin tener que usar ningún sobretodo ridículo!”
Cabe aclarar, que por este ojito travieso, el que anda con olor a muerto suele ser nuestro amigo. Se imaginarán que, cuando Ico ve al encargado de bañarlo viniendo por detrás, sale corriendo, altivo, impregnando así todo el campo con su salvaje aroma.
Y aunque en esta década pareciera que está de moda ser bizco, a no confundirse. La fama de nuestro Ico precedió a la de cierta ave que no puede volar (llámese pingüino). De Manco a esta parte, todos los bizcos son meros imitadores.
¡Todos!
¡Vos también!
4 comentarios:
Muy bueno.
Pero este caballo ya lleva varias cosas "diferentes"!!
(Tiene cuatro patas, no?)
Me gustò.
Saludos
Eso! pobre bicho! Desdentado, bizco... si en el próximo capítulo le falta una oreja, te voy a denunciar por M.E.! (Maltrato Equino!)
Ah, pero coincidimos en algo: yo también me hallo cuando festejo ;)
Ah! y el Manual de Peppe le Pipps no tiene NADA QUE VER con actividades ecuestres justamente...
Gaúsho, este es un caballo muy especial. Hay gente que se rehúsa a creer que existe especímen con tales cualidades. No tienen fe. Dejemos que sea problema de ellos.
Lale, Peppe Le Pipps va más allá del bien y el mal. Es como Habermas...odiado por estudiantes como amado por profesores...
Grracias por sus comentarios!
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